«Caminar el paisaje» nace de la necesidad de establecer un diálogo directo entre las personas y el entorno.
La investigación se baso en el recorrido y la observación activa como métodos de producción artística. Todos los días durante 2 semanas recorrí parte del campo salmantino caminando, observando atentamente las transformaciones sutiles de la naturaleza y el entorno, y reflexionando sobre cómo, cuando y cuanto ha influido el ser humano en nuestros paisajes actuales.

A partir de esta inmersión, se realizaron diversos ejercicios, destacando una intervención efímera que resonó con la aridez del lugar: la creación de un ‘Camino’ simbólico en un campo cobrizo, utilizando piedras de pizarra recogidas en el entorno, para trazar una línea dirigida al sol a la hora del atardecer. Esta instalación se convirtió en un ejercicio participativo invitando a otros artistas a recorrer el sendero y a reflexionar sobre su conexión con ese paisaje natural y árido. Este proceso subraya el enfoque central del proyecto en la materialidad del lugar y el juego explorando cómo los diferentes elementos interactúan entre sí y cómo se vinculan con el espacio del que proceden.

«Caminar el paisaje» busca generar un tipo de conocimiento que emerge de la experiencia sensorial y la conexión intrínseca con el medio natural, transformando el paisaje en una extensión del estudio y de la propia obra.